martes, 1 de enero de 2008

LA EXPLOTACIÓN DE LOS ENFERMOS

Si años atrás, la explotación de los enfermos por los fabricantes de medicamentos era un hecho vergonzoso, ahora, con la guerra, es un hecho criminal. Las firmas químico farmacéuticas se han lanzado a la más descarada especulación. Las dificultades de importación de determinadas drogas o materias básicas indispensables en la elaboración de algunos específicos, han dado pretexto para cometer los mayores abusos. Se especula con los medicamentos de la misma manera que se especula con los materiales para las construcciones. Si la especulación es condenable en todo caso, lo es aún más cuando se trata de los medicamentos. Por lo común, la especulación comienza por la escasez de ciertos productos. Esta escasez es a la vez real y otras veces es artificial, pues tratándose de productos en que existen dificultades en lo tocante a su importación, no se explica que algunas firmas posean reservas de ellos, y en lugar de colocarlas en el mercado y al precio corriente, los retengan, provocando un alza extraordinaria en los precios. Casi todas las grandes firmas químico farmacéuticas, antes de la guerra y en los primeros años del conflicto, hicieron incalculables reservas de mercaderías. Algunos datos sacados de los propios balances de varias sociedades anónimas, lo denuncian concretamente. A fines del año 1941 la S.A. (P.Q.) Roche tenía, en su activo, mercadería por 1.494.417 pesos y el 31 de diciembre de 1940 – dos años después de comenzar la guerra - la S.A. Química Schering poseía, en su activo, mercaderías por valor de 3.206.508 pesos. Si estos datos no fueran suficientes, recordamos que la Sterling Product Co, de los Estados Unidos, durante los dos primeros años de la guerra, envió a los agentes de la I.G. Farbenindustrien en la América del Sur, productos farmacéuticos por más de 500.000 dólares. También podemos agregar que aún hoy algunas firmas del consorcio alemán continúan abasteciéndose desde Suiza y Suecia. No queremos, con todo esto, desconocer ciertas dificultades reales, aunque ellas son ahondadas por la retención, con propósito especulativo, que hacen los diversos laboratorios entre los que se destacan los alemanes. Nuestra acusación está refrendada por los hechos. Suele ocurrir que cuando las firmas de la I.G. Farbenindustrien, o vinculadas a las mismas, retienen un articulo, éste se eleva de precio. Tamaño precio especulativo está tan bien organizado que existe en el mercado la llamada “bolsa negra” en la cual se encuentra cualquier medicamento, siempre y cuando se pague por él un precio exorbitante. La Confederación farmacéutica y bioquímica Argentina expuso, recientemente, ante el gobierno, algunos casos concretos. Indicó que medicamentos y drogas que no se obtienen a un precio normal, se los consigue cuando se paga diez o quince veces a más su valor real. En estos casos hay que concurrir a la “bolsa negra”, que es un apéndice de los grandes laboratorios. El encarecimiento artificial de los productos medicinales ha llegado a tal punto que, por ejemplo, “las ampollas de glucosa de calcio, 5 cm. al 10% compradas a granel, cuestan doce centavos cada una, vendiéndose esas mismas ampollas, en forma de específico, en capas de ocho ampollas, a seis, siete y ocho pesos la caja. En ves de costar doce centavos la ampolla, cuesta 0,75 - 0,87 centavos o un peso”. Con el formol ocurre algo peor. En la última conferencia farmacéutica y bioquímica de Rosario y Santa Fe, se denuncio que mientras escaseaba este producto en las dependencias sanitarias nacionales, se lo podía obtener en las droguerías en cantidades deseable a razón de 25 pesos el kilogramo, cuando su precio normal era de dos pesos. Lo que pasa con el calcio y el formol, pasa con todos los productos. Y si se trata de un artículo importado, la especulación es aun mayor. Entonces ya no tiene límites. Para cerrar este capitulo hay que recalcar que las firmas alemanas son las principales que intervienen en el gran negociado de los medicamentos.-
Luis V. Sommi – pag.345 - Los capitales Alemanes – año 1943

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